miércoles, 27 de junio de 2007

Pepito el elefantito.


Pepito el elefantito






Había una vez, en una gran y lejana selva, una gran manada de elefantes y eran todos muy unidos y amistosos, era como una gran familia de elefantes.



En un hermoso día, con un sol radiante, nació un pequeño elefantito, muy juguetón y alegre, al cual le pusieron por nombre Pepito. Su mamá se llamaba Fernanda, y su papá se llamaba Luis. Ellos se querían muchísimo.


Luis y Fernanda estaban muy contentos, porque había tenido un lindo hijito elefante. Todos los días, después del desayuno, toda la familia salía a jugar a la llanura, con tierra seca, y su hijito Pepito se divertía mucho jugando con sus papitos.



Después del almuerzo, también todos los días, Pepito se reunía con sus primos elefantitos y primas elefantitas, que tenían más o menos su misma edad, para ir a clases. Todos iban acompañados de una tía de Pepito, que se llamaba Angélica. La tía Angélica les enseñaba muchísimas cosas muy interesantes, cosas de elefantes. La tía Angélica les enseñaba como se deben comportar frente a los grandes elefantes, también le enseñaba lo peligroso que eran otros animales de la selva, como los grandes leones… Pepito era un elefantito muy obediente e inteligente, hacia mucho caso a su sabia tía y además porque aprendía muy rápido. A Pepito le gustaba aprender y hacer sus tareas, sobre todo porque sus papitos le ayudaban con mucho cariño.

Después de clases todos los elefantitos, acompañados de la tía Angélica, volvían a jugar a un charco, para jugar con barro y así proteger su piel de las picaduras de insectos.





Un día, todos los grandes elefantes de la manada estaban muy preocupados, porque vieron llegar a muchas personas, y algunos de ellos eran cazadores de elefantes. Esas personas cazaban elefantes sólo para sacar y vender los colmillos, y con ellos ganar mucho dinero.




A los pocos días, los cazadores decidieron atacar a la manada de elefantes, donde estaba Pepito, sus papás, la tía Angélica, sus primos y primas, y muchos otros elefantes. Pero, los cazadores decidieron enfrentar especialmente al papá Luis, el papá de Pepito, y el más grande de los elefantes. Porque tenía los colmillos enormes, al ser el más grande.


Cuando los cazadores intentaron acercarse, el gran elefante los atacó muy ferozmente, y al ver esto, el resto de la manada también se unieron a él, y entre todos se defendieron de los cazadores.



Los cazadores se asustaron mucho, al ver tantos elefantes que venían tan enojados hacia ellos, y salieron corriendo del lugar. Fue tanto el susto que no le quedaron ganas de volver a intentarlo.


Así Pepito, el pequeño elefantito, de ese gran susto, aprendió que todos juntos y unidos pueden enfrentar grandes retos, y salir victoriosos.


El pequeño elefantito estaba muy agradecido de toda la manada, por defender y ayudar a su papito Luis, y así no le ocurrió nada malo.

Ahora, el elefantito Pepito se sentía muy seguro corriendo y saltando entre los grandes elefantes. También sabía que no estaba sólo en esa gran Selva y al finalizar el día, toda la manada se iba cenar, en medio del bosque. Ramoneaban los árboles, tranquilamente, y sacaban las más deliciosas hojas de los grandes árboles, con sus largas trompas. Al llegar la noche, todos los elefantes se iban a acostar en medio del bosque. Para proteger a los más pequeños, se quedaban los papás más grandes de la manada, a vigilar, para que así sus bebés elefantes tuviesen lindos y tranquilos sueños.



FIN




Escrito por: Evacatalina Andréa Garay Cabrera & María José Garay Cabrera.

Supervisado por: Josefina del C. Cabrera Bustos.

Editado por: Ramón E.Garay Avendaño.

Fecha de Edición: 26-06-2007.

NOTA: Todas las fotos han sido extraídas de páginas públicas, de Internet.

Cuento basado en la vida real de los elefantes.

jueves, 21 de junio de 2007

Tenis de mesa

De Wikipedia, la enciclopedia libre

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Ver Imagen Aquí

Competición de tenis de mesa.

El tenis de mesa o ping-pong es un deporte de paleta, en el que dos o cuatro jugadores golpean la pelota de un lado a otro de la mesa, en el que la pelota tiene que pasar por encima de la red y el jugador contrario no la pueda devolver.

Bola de ping pong (en chino: 乒乓球; pinyin: pīngpāng qiú) es el nombre oficial del deporte en China.

Tabla de contenidos

Ver Original, en Wikipedia (Aqui).

 

El Tenis de Mesa o Ping Pon.

# Tenis, Paddle y Otros / Martes 22 de Noviembre del año 2005 / 16:16 Horas.
El Tenis de Mesa o Ping Pon, en que consiste, origen del ping pon, vocabulario
tenis de mesa, pin pon, reglas del juego, en que consiste, historia......


El Tenis de Mesa o Ping Pon




Consiste en una mesa de juego, separando los dos campos por una red, con dos jugadores con sus raquetas respectivas y una bola que hay que pasar al campo contrario después de golpear la mesa una vez. Se pierde el tanto cuando no se pasa la bola al campo contrario.

En este deporte básicamente se han de tener grandes reflejos y una excelente motricidad debido a la velocidad que mantiene la bola durante el juego.

Su desarrollo ha sido espectacular en los últimos años, siendo uno de los deportes que cuenta con mayor número de licencias en el mundo.



Origen:

El tenis de mesa es un espectacular deporte en el que los reflejos y la coordinación son imprescindibles. Su origen se sitúa en Inglaterra, a finales del siglo XIX, parece ser que los jugadores de tenis que veían frustrados sus partidos por una climatología adversa inventaron un juego de interior basado en el deporte que deseaban practicar. Una larga mesa de comedor, una pelota de goma de los niños, una red hecha con cuerdas o libros y una raqueta creada con una tabla de madera (como la de las cajas de los puros) eran suficiente para jugar el primer tenis de mesa.

Posteriormente y ya en el Siglo XX diversos inventores y empresarios diseñaron raquetas de madera, de madera con goma, de aluminio y de cuerdas, aunque finalmente se impuso la de goma, además de diseñar diferentes mesas de juego con diferentes reglas. Además se importaron unas bolas americanas fabricadas con un nuevo material, el celuloide. Uno de los juegos registrados fue el "Ping-Pong" en 1902 por Arnold Parker, por el sonido que producía al golpear la bola la raqueta y la mesa. Este juego fue exportado a las colonias, donde se empezó a practicar.

En Inglaterra se comenzaron a realizar los primeros torneos en estos primeros años del Siglo XX, se crearon equipos, asociaciones, libros y revistas sobre el juego. En la década de los 20 el juego se populariza en otros países como Suecia, Francia, Países Bajos, Hungría o Alemania. En 1926 se constituye la ITTF (Federación Internacional de Tenis de Mesa) y organiza el Primer Campeonato del Mundo. Un año más tarde la Federación da a conocer las reglas de las 2 modalidades de juego, la inglesa basada en 21 puntos, y la europea basada en sets de seis juegos. En 1928 se elimina el sistema europeo y se fija el sistema de juego inglés. Es deporte olímpico desde los Juegos de Seúl 88.

El deporte actual se juega al mejor de 5 sets a 11 puntos (con diferencia de dos) Se pueden jugar en modalidad individual o dobles. El saque debe botar una vez en el campo propio y una vez en el campo adverso, sin tocar la red. Pierde el punto el jugador que no es capaz de devolver la bola al campo contrario. Cada dos tantos se cambia el saque.


Vocabulario:

- Empuñadura: Es la forma de sujetar la raqueta, puede ser europea, americana, china o japonesa, cada tipo de empuñadura ofrece unas ventajas y desventajas en el golpeo durante el juego.

- Topspin: Efecto que se da a la bola con el golpe, aumenta la velocidad de la bola en el bote.

- Backspin: Efecto de cortar la bola en el golpe, al botar la bola queda baja y con tendencia de caer en la red.

- Sidespin: Efecto lateral que recibe la bola en el golpe, cuando el oponente la devuelve la bola tiende a salir fuera de la mesa.



·  Publicado por: Fernando PG

·  Referencia: http://www.funversion.com/deportes/reportajes/tenis_mesa.jsp

viernes, 4 de mayo de 2007

EL SERENO - Personaje Histórico.

El Sereno fue otro de aquellos personajes de nuestra Lima antigua quien más parecía un "montonero", con su vestimenta que consistía en un deshilachado poncho o acaso una especie de abrigo largo y ancho, además de su pito de barro con la forma de un pajarito, su garrote y una estaca. Así iniciaba desde las siete de la noche, poco después de ocultarse el astro rey, a pregonar las horas hasta el amanecer del día siguiente.

 

En 1555, durante el gobierno del virrey Andrés Hurtado de Mendoza, Marqués de Cañete, a quien también se le conoce como "El Excomulgado"; se dispuso este tipo de vigilancia, copiada de la que existía ya en España. Una especie de policías de época virreynal, encargados de mantener el orden en los vecindarios de Lima; pues en aquella época ya existían facinerosos que se dedicaban a robar y asaltar. Otros se agrupaban en las esquinas para "timbear", haciendo bulla, armando trifulcas y acaso también, tenían que mediar estos "Serenos", en una que otra  aventura de alcoba, como lo contaron alguna vez Ricardo Palma y Manuel Ascencio Segura.

 

Estos "guachimanes" de antaño, eran empleados directamente por el Cabildo o Municipio de entonces, pero dependían de jefes militares y de la guardia virreynal. Este sistema, fue instaurado en varias ciudades del país.

¡Ave María Purísima,

Las diez han dado

Viva el Perú y sereno!

Cantaban, muchas veces desentonados y al amanecer ya casi sin voz; estos pregoneros anunciando las horas en cada esquina que les era designada. Este Sereno o "reloj cantor ambulante"; recibía por su trabajo, un sueldo de 4 reales mensuales.

 

En 1825, cambiaron el poncho y el chambergo por uniformes más apropiados: Pantalón largo, un sacón tres cuartos, correa al cinto y un casco. Y así siguieron su labor hasta el 25 de mayo de 1842 cuando se desactivó este tipo de vigilancia en Lima. En Trujillo se mantuvo hasta 1879.

 

En 1958 el entonces burgomaestre de San Isidro, propone reinstaurar este tipo de servicio, para velar por la seguridad pública y privada; dando paso con el transcurrir de los años, a sistemas cada vez más sofisticados.

 

Los "Serenos" modernos ya no caminan tanto, pues usan modernas motocicletas y vehículos en algunos casos blindados. Ya no dan la hora y del garrote y la estaca, han pasado a especializarse en armas modernas de diferente calibre y defensa personal.

 

Los limeños de antaño, viejos criollos creativos y bromistas, idearon también la forma de bromear con los "Serenos" e improvisaban algunas cuartetas:

 

No sé qué tiene el sereno,

que ronda tanto mi casa,

sin duda que me dará,

mañana para la plaza.

o esta otra:

El sereno vigilaba,

cuando roncando no estaba;

el iba por una esquina

y yo cuidando a mi vecina.

 

 

EL SERENO
(siglo XIX)

PERSONAJES TÍPICOS DE CHILE

Chile, con sus variadas zonas y climas, presenta distintas actividades laborales. En la minería, por ejemplo, está el trabajador del salitre, cobre, azufre, plata, sal o carbón. En la agricultura está el huaso costino o cordillerano, el peón, el mejorero o inquilino, el gañán, el arriero y el carretero. En el mar, en la costa, el pescador, el mariscador, el balsero de Chiloé o del Maule; el lobero, el nutriero, el cazador de ballenas, los buzos, los guardafaros, el trabajador del guano blanco y rojo, el vaporino, el botero, el cargador de los puertos. En la montaña, el montañés, el baquiano; en la zona de los bosques, los aserraderos, el trabajador de la madera; en el extremo sur, los ovejeros, los puesteros, los esquiladores.

 

Un recorrido por la ciudad

 

La ciudad tiene sus personajes, sus tipos populares: los vendedores callejeros, el comerciante ambulante es una estampa característica que puede estar determinada por su actividad, su vestimenta, su picardía.

 

La gama es inmensa: el frutero, que cambia su pregón en relación con los productos estacionales; el motero, vendedor que aparece en los meses de verano, con su venta de jugo dulce y helado con presas de durazno cocido; el heladero, con su toque de cuerno haciendo sonar una campanilla; el barquillero, con su tambor metálico a la espalda y cargado de tubos de hojarasca; la tortillera, con su pan de grasa, con su blanco delantal; los maniceros con sus barcos llenos de maní tostado calentito.

 

Veamos algunos de nuestros típicos personajes:

 

El suplementero

 

Entre los vendedores de diarios hay hombres, mujeres y niños de ambos sexos. Su historia comienza con la guerra de 1879 que impuso un sistema de noticias, de informaciones periodísticas y dio origen al chilenismo suplemento, hoja volante editada por los diarios como necesidad de anticipar una novedad. El suplemento constituyó, en los días de la guerra, la información concisa, agitadora o tranquilizadora. El reparto del suplemento se confió a muchachos ágiles, entusiastas, que corrían por las calles gritando: ¡Suplemento de El Ferrocarril!, ¡La Reforma!, ¡La Libertad!

 

El primer suplemento de guerra apareció con el Combate Naval de Iquique y correspondía al diario La Patria, de fecha 25 de mayo, o sea, cuatro días después del combate; así andaban de lentas las noticias. Y este día, innegablemente, nace el gremio de suplementeros.

 

El suplementero se convierte en un personaje de las calles del país. Los ha habido de pomposos nombres o cariñosos apodos y los que daban a conocer a voz en cuello los titulares. Su voz clara o ronca llama la atención a lo largo de todo Chile, donde parece cambiara de matices. Los suplementeros santiaguinos se caracterizan por sus gritos o pregón, que consiste en dilatar las vocales.

 

El suplementero siempre anda de carrera y se detiene apenas para entregar el diario al cliente, recibir el pago y dar el vuelto. Sube a los vehículos de transporte colectivo en los paraderos y rara vez continúa hasta el otro paradero, sino que se baja sobre la marcha.

 

El motero

 

Los quechuas llaman al maíz hervido mot'e, mut'i. Los mapuches usaron la palabra muthi o muti, para el maíz o trigo cocido. Hay que recordar que el trigo llegó en 1541 con doña Inés de Suárez. Hoy se entiende por mote, tanto el grano de maíz como el de trigo cocido y pelado. El trigo intervino en la comida del indio, como una nueva harina, como mote y después se funde en la llamada comida nacional. El mote se prepara en postre y en bebida y cuando así se hace se llama Mote con Huesillo.

 

Sabor típicamente chileno, el mote con huesillos es un postre antiguo, de textura suave y más bien líquido, que resulta especialmente consolador y sabroso en las temporadas de mayor calor. Es común en casas y restaurantes, pero vendido en la calle, bajo la leyenda de "Al Rico Mote con Huesillos" y servido en gruesos vasos de vidrio, alcanza su dimensión más autóctona.

 

El hojalatero

 

Este era el pregón del hojalatero en el anochecer colonial: "¡El Hojalatero!¡Bacinicas le hojalata muy baratas!". El hojalatero se hizo un personaje típico que recorrió las calles por muchos años, acompañado de un caldero -cocinilla tubular-, un cautín, soldadura, soda cáustica, ácido muriático y trozos de cinc.

 

Al grito, al pregón de ¡Hojalatero!, aparecían las dueñas de casa para hacer soldar, tapar los portillos de cuanto tiesto roto había, y ahí, al lado afuera de la puerta en la solera de la vereda, se sentaba a trabajar. Este era el hojalatero ambulante. También había el otro, cuyos procedimientos de trabajo eran esencialmente manuales, pues hacía piezas de hojalata: como cafeteras, embudos, coladores, regaderas, cántaros, espumadores. En el invierno, su oficio cambia un poco, se convierte en arreglador de paraguas, suelda varillas, arregla techos; parcha goteras; es ésta una forma de defenderse económicamente.

 

Lustrabotas

 

En casi todas las Plaza de Armas se encuentra a este característico personaje, amable, con la picardía del chileno, que sabe de todo lo que ocurre en los alredores, profundo conocedor de la ciudad, del acontecer político, deportivo, un informador de cuanta cosa que se le pregunte, expresado a su manera y en lengua criolla.

 

Fotógrafo de la plaza

 

Hasta la década del 70 toda plaza chilena contaba con su fotógrafo, pero los tiempos cambiaron, ahora sólo quedan aquellos que no conciben su vida sin ese completo laboratorio dentro de cajas oscuras. Verdaderas reliquias en este arte se instalan alrededor del Cerro Santa Lucía, Plaza de Armas de Santiago, Plazas de Valparaíso, Concepción y no se sabe en cuantas más a lo largo de Chile. Hoy se impone la modernidad de las cámaras que entregan fotos instantáneas.

 

Personajes típicos de La Colonia

 

Antiguamente, el comercio no era como tú lo conoces actualmente, donde existe el comercio establecido con tiendas y malls en los que puedes comprar todo lo que quieras. Antes, en las ciudades desde temprano en la mañana, múltiples vendedores ambulantes recorrían las calles de Santiago, ofreciendo sus productos. Los transportaban a lomo de mula en grandes cajas de cuero o canastos e iban de casa en casa a venderlos. Allí les compraban carnes, hielo traído de la cordillera, brevas y sandías, pasto para los animales, dulces y leches, velas e incluso agua.

Muchos de estos personajes todavía recorren las calles de Santiago, aunque han variado sus características.

 

Velero: Vendía velas para iluminar las casas, ya que en esa época todavía no había luz eléctrica. La velas eran de sebo y se hacían a mano en forma artesanal. Este personaje las llevaba colgando de un palo amarradas por la mecha y cuando las vendía las cortaba.

 

Lechero: Llevaba la leche en dos tarros llenos, cargados en una mula o caballo. Pasaba por la calles ofreciéndola y de las casas salían las mujeres con los jarros para que se los llenara con leche recién ordeñada.

 

Aguatero: Se desplazaba a caballo llevando agua en un barril, la que vendía entre los vecinos. Antiguamente no existía agua potable limpia para beber y cocinar, por lo que este personaje era muy importante en la vida de las personas.

 

Panadero: Iba en una mula o a caballo con dos grandes canastos a los lados donde llevaba pan fresco. La gente salía de las casas a comprarlo. Actualmente en algunos barrios pasa un señor en un carrito vendiendo pan, este sería el equivalente al antiguo panadero.

 

Sandillero: Vendía pedazos o sandías enteras en la plaza o en las ferias. Era muy solicitado por la gente, sobretodo en los días calurosos en que un sabroso trozo de esta fruta era muy apetecido.

 

Motero: Otro personaje característico y muy popular como comerciante callejero es el motero. Cuando su nostálgico grito se oía en las noches, quedaba retumbando como un eco. Comúnmente era un individuo que vivía en las afueras de Santiago y hacía su entrada a la ciudad, especialmente en las noches de otoño e invierno, con un canasto colgando del brazo, cuyo contenido iba cubierto por albos paños que resguardaban el calor de los variados productos que vendía.

Porque no sólo mote de maíz o "motemei" transportaba el motero. En el canasto había también castañas, camotes cocidos, piñones, etc. Este personaje, para iluminar su camino llevaba un farol de confección casera con una vela en su interior.

En medio del silencio y entre el rumor de la lluvia, se abría paso el pregón: "¡Mote'e mei, pelao el meyo, calentitoooo!" grito con el que el motero anunciaba su producto.

 

Heladero: El helado que ofrecía este personaje no era como los que tú conoces, en esa época el helado era nieve o hielo picado a los que se le agregaba azúcar y sorbetes de frutas o especias. Lo llevaba en un balde protegido para que no se derritiera y los iba sirviendo con una gran cuchara a los niños que le compraban.

 

Dulcero: Paseaba por la calles vendiendo dulces y pasteles llevándolos en un canasto de mimbre.

 

Organillero: Un personaje típico de los barrios de Santiago era el organillero. Se lo veía pasar con la pesada caja del organillo cargada en la espalda, bien agarrada de la ancha correa que le cruzaba el pecho. En una mano llevaba la jaula con el lorito amaestrado, y en la otra el manojo de elásticos desde donde colgaban pelotas de aserrín forradas con papeles de vivos colores.

Al llegar a una esquina cualquiera, donde sabía que aparecerían muchos niños, descargaba su instrumento, colocaba la jaula sobre él, y al poco rato comenzaba a tocar sus típicas melodías. De inmediato, como por arte de magia, de todas partes surgían los chiquillos como respondiendo a un misterioso llamado. Junto con ellos también llegaban coquetonas muchachas, quienes, con el pretexto de vigilarlos más cerca, aprovechaban de saber qué les deparaba el destino; porque ése era el importante papel de la lorita: el pajarraco asomaba su cabeza por entre los barrotes y con su pico pescaba uno de los papelitos del pequeño cajón que se habría bajo su jaula.

Cuando el negocio comenzó a decaer, los organilleros introdujeron nuevas atracciones en su oficio. El más común era un mono tití, al cual vestían con diminutas ropas humanas, y que reemplazaba al lorito con sus gracias y piruetas.

 

Chinchinero: A veces el organillero aparecía acompañado por un socio: el hombre orquesta o chinchinero. ¡Esto sí que era un espectáculo!. Por que no sólo se dedicaba a tocar el bombo y los platillos, sino que bailaba y hacía verdaderas proezas con su "orquesta" a cuestas, saltando incansablemente sobre la improvisada pista. Cuando terminaba su espectáculo pasaba con un sombrero pidiendo una colaboración.